Un niño le ofrece la mitad de su bocadillo a otro que no tiene merienda

La solidaridad tiene grandes resultados incluso en los más pequeños. Según un estudio realizado por una empresa dedicada al mundo de la alimentación, los niños saben (y están bien enseñados) a dar comida a aquellas personas más empobrecidas o aquellas que no tienen en el momento un trozo de pan para llevarse a la boca.

El estudio demuestra que los niños son generosos y solidarios con las personas que les rodean, a pesar que no entienden y no saben qué significa el concepto de inteligencia emocional, saben resolver sencillos problemas y reconocer las necesidades de otros individuos. De esta forma, los pequeños reyes de la casa se convierten en pequeños hombres y pequeñas mujeres que dejan a los adultos con la boca abierta.

¿De qué trata el estudio? ¿En qué se basa? ¿Qué resultados muestra? Según un estudio realizado tanto a niños como a niñas se ha demostrado que la solidaridad y la generosidad no entiende de edades. En este sentido, el estudio se basa en sentar a una pequeña pareja formada por un niño y una niña, dos niñas o dos niños, poner dos platos tapados (supuestamente con una merienda para cada niño) en la mesa y esperar la reacción de los más pequeños.

La educadora les comenta a los niños que tiene un recado que hacer y que estará fuera unos minutos. Durante ese tiempo les recomienda que merienden y que abran los platos que hay delante de ellos. ¿Cuál es la sorpresa de los niños?

Cuando la educadora sale por la puerta, todos los niños destapan sus platos para coger la merienda que hay en el interior pero la sorpresa es que no en todos los platos hay merienda, es decir, en cada pareja de niños hay uno que no tiene merienda y que su plato, por consiguiente, está vacío, mientras que en el de su compañero hay un rico bocadillo.

¿Cuál es la reacción de los niños? En todos los casos, el estudio demuestra que el niño que tiene el plato con comida ofrece la mitad de su bocadillo al niño que no tiene merienda. Se trata de un acto de generosidad que está relacionado con la gestión de las emociones y la inteligencia emocional. Los más pequeños desarrollan estas emociones y sentimientos sin darse cuenta.

De esta forma, la amígdala cerebral de los niños con comida crea una reacción impulsiva y una respuesta rápida y adecuada: ofrecer o dar comida a mi compañero que no tiene comida en la mesa. No cabe la menor duda que los más pequeños de la casa no dejarán de sorprendernos. ¿Qué te parece el estudio?

Escrito por: www.laerafriki.com