Son pocas las personas que no tienen miedo al fracaso, de hecho el miedo en sí a cualquier cosa o en cualquier aspecto de nuestras vidas, es algo que se define como primitivo.
Nuestro sistema de defensa nos alerta ante algo que percibimos como amenaza o peligro y es en dónde aparece el miedo, el cual nos inmoviliza, no permite que avancemos y con él muchas cosas dejan de suceder.
Cuándo el peligro es verdadero y significativo, podemos decir que sentir miedo nos beneficia; pero, en casos como el tener miedo al fracaso, solo nos perjudica porque nos limita y en definitiva según lo que cada uno interprete como fracaso, puede ser visto desde una perspectiva positiva, constructiva o altamente negativa.
Cuando las personas tienden a sentir miedo al fracaso, pueden perder valiosas oportunidades que se les presentan a lo largo de la vida por ese temor a lanzarse, ante un resultado desconocido; cuando esto sucede con frecuencia, es muy perjudicial y se vuelve necesario aprender a gestionar las emociones.
No son pocas las personas que tenían objetivos claros y definidos en relación por ejemplo a un proyecto en el que tenían verdadera Fe y al final, luego de apostar por intentarlo fracasaron. Algunas, ante ésta situación se quedan con un amargo sabor de boca y desde ese momento tienen miedo al fracaso, sin embargo otras solo toman el hecho como una advertencia de que ese camino no era el indicado y vuelven a probar y se dan las oportunidades que necesitan hasta que lo consiguen.
El fracaso como parte de Tu éxito
¿Recuerdas la historia de quién inventó el filamento de carbón para las bombillas de luz Thomas Alba Edison? Falló diez mil veces antes de conseguirlo, pero a pesar de las críticas y de aquellos que decían que perdía el tiempo, él siguió adelante y no sólo eso sino que además argumentaba que había conseguido miles de formas que corroboraban, que no era el método adecuado; en ningún momento alegó ser un fracasado.
Y, ¿si todos pudiéramos ver de eso modo al fracaso? Creo que sería mucho más productivo, no causaría el dolor que se siente cuando no conseguimos el objetivo que nos hemos planteado, ni tampoco conseguiría hacer mella en nuestra frágil autoestima.
Continuar probando lo que deseamos luego de algunos intentos fallidos, es parte de nuestro crecimiento personal, del seguir adelante y poner voluntad, esfuerzo, esperanza, confianza y deseo entre otras cosas, es así como conseguimos la superación personal.
Puedes pasarte toda la vida con el miedo a fracasar o preguntándote que habría sucedido si lo hubieras intentado o bien ser testarudo por tu bien, y caerte para luego levantarte las veces que sea necesario.
Los únicos que nunca fracasan son los que no lo intentan. Si lo has hecho y has obtenido los mismos resultados, entonces es hora de probar algo diferente. Busca otros puntos de vista, opiniones, consejos y evalúalos en profundidad, para saber si sería una buena idea aplicarlos.
Es necesario comprender que todo conlleva un crecimiento; cuando logras ese estado en el que sabes que has alcanzado ese punto de superación personal, en él que por fin como se dice popularmente “has dado en el clavo”, pierdes el miedo, compruebas que es posible vivir sin él, te liberas, te sientes capaz.
Parte del aprendizaje y de la superación personal están ligados a comprender que todas son experiencias y a que podemos relajarnos y disfrutar del proceso, sabiendo que los fallos son solo señales en el camino que nos indican que debemos cambiar de dirección.