¿La función del miedo sirve o es inútil?
El miedo tiene una función y es una emoción natural; un mecanismo de defensa que tiene nuestro cuerpo mental y que es recibida en el cuerpo físico y también a través de las emociones que éste nos provoca.
Hay momentos en los que está muy bien sentir miedo porque nos alerta del peligro por ejemplo, un caso simple y que seguro a todos nos ha ocurrido alguna vez es él de ir caminando muy tranquilamente por una acera y de pronto escuchar un increíble ladrido de perro.
Automáticamente nuestro corazón acelera sus pulsaciones, la respiración se entre-corta y por lo general la reacción del cuerpo es paralizarse o bien echarse hacia atrás, en éste caso vemos que el miedo tiene una función muy importante.
Estas son algunas de las reacciones que tienen lugar en el cuerpo cuando algo inesperado nos sorprende y asusta; y es bueno que así sea, porque entonces nuestro sistema se pone en alerta y tenemos cuidado.
Ejemplos hay muchos, pero hay que ser realista
Vivimos en un mundo en el que la información vuela y muchas veces solo vemos lo que queremos ver; entre esas ocasiones se encuentran las noticias que recibimos de personas que (según nos cuentan) de la noche a la mañana han cambiado sus vidas, han logrado el éxito y la fortuna que anhelaban, se han vuelto famosas…, pero nadie nos dice cuántas veces han fracasado antes de llegar a conseguirlo.
Por ejemplo, ¿sabías que Bill Gates nunca llegó a terminar su carrera en Harvard y a pesar de ello se convirtió en una líder de la informática?
Ejemplos como éstos hay cientos, pero las noticias pocas veces hablan de ellos. Por lo general lo que nos venden es la vida de personajes que parece ser que de forma instantánea, se han vuelto exitosos.
Llevemos esto a otros aspectos de la vida. Por ejemplo, ¿Qué sucedería si a la primera persona que nos gusta o atrae e invitamos a salir no rechaza y por esa razón nunca más volvemos a intentarlo? Probablemente nos quedaríamos solos por el resto de nuestras vidas.
O ¿qué pasaría si la primera vez que te subes a un coche para aprender a conducir confundes el freno con el acelerador y sales disparado, y por ello decides que la conducción no es para ti? Ya sabes, nunca conducirías un coche, así podría citar miles de ejemplo, que por muy sencillos que sean pueden hacernos reflexionar acerca de los miedos y de la importancia de trascenderlos, para lograr el objetivo deseado.
No es fácil dejar de lado el miedo a fallar pero piensa que tampoco lo será, el día de mañana cuando hayan transcurrido unos cuantos años y te preguntes ¿por qué no le he intentado? ¿Qué era lo peor que me podía haber ocurrido de salir mal?
Esto último es una estrategia muy buena a utilizar en los casos en los que el miedo nos impide lanzarnos a tomar una decisión, o por ejemplo a la hora de avanzar en un proyecto; lleva la situación al límite, al extremo absoluto y pregúntate: qué es lo peor que podría sucederte si decides tal cosa o continúas adelante con tus planes.
Con frecuencia llegarás a la conclusión de que así sea que ocurra lo peor, esto no será para tanto, en cambio la satisfacción de haberlo conseguido puede cambiar radicalmente tu vida. Y estarás celebrando el haber trascendido el miedo al fracaso.
Y Tú ¿Qué piensas respecto a los miedos?