Si ya nos resulta difícil quedarnos con los aportes de las vitaminas A, B, C, D, E…, imaginaos sabernos la interminable lista de estos componentes nutritivos. Es algo imposible porque cada una tiene su función y aportan diferentes beneficios. Por eso hoy centraremos toda nuestra atención en la vitamina K, para conocer el papel esencial que desempeña en nuestro organismo.
La vitamina K es la que se encarga de frenar y detener el sangrado en caso de que tengamos una herida o corte, y es conocida también con el nombre de vitamina antihemorrágica o coagulante.
Los alimentos donde podemos encontrar esta vitamina son los de origen vegetal (vitamina K1, también llamada filoquinona) y los fermentados y de origen animal (vitamina K2 o menaquinona). Estas últimas se encuentran principalmente en los lácteos y se producen por las bacterias que se alojan en el colon. Por ejemplo, otros alimentos ricos en vitamina K2 son: hígado, huevos, carnes (como ternera, pollo o cordero), lácteos (yogures, leche, mantequilla), coliflor, té verde, tomates, cereales, lechuga, entre otros.
Mientras que la vitamina K1 se absorbe principalmente en el hígado y son la responsables de que las proteínas que participan en la coagulación sanguínea se unan al calcio, la vitamina K2 se ocupa de activar las proteínas encargadas de transportar el calcio a los dientes o a los huesos. Veamos más en profundidad sus beneficios.
Beneficios de la vitamina K
Es buena para los huesos y los dientes
La vitamina K, combinada con la vitamina D, ayuda a prevenir la descalcificación de los huesos (pérdida de calcio) y a la calcificación de los tejidos blandos (acumulación de calcio), además de contribuir a integrar el calcio en los huesos.
Por tanto, previene enfermedades como la osteoporosis u osteoartritis que son provocadas por la descalcificación. Para huir de esto, por un lado, la vitamina D promueve la proteína que mineraliza el hueso, aumentando el calcio. Y por otro lado, la vitamina K2 activa esa proteína para que se una al calcio.
Por otra parte, la vitamina K activa otra proteína, GLA, que impide la formación de depósitos de calcio en arterias, vaso sanguíneos y tejidos blandos. A través de esta activación, previene la calcificación y además ayuda a que los huesos se desarrollen y crezcan perfectamente.
Numerosas investigaciones científicas aseguran que la falta de vitamina K en el organismo puede provocar enfermedades óseas y fracturas.
Además de mejorar la salud ósea, también contribuye a la salud dental. La vitamina K activa a otra proteína llamada osteocalcina, promoviendo esta el desarrollo de nueva dentina, un tejido parecido al marfil que se encentra recubierto por el esmalte.
Saludable para el sistema cardiovascular
Como hemos dicho, la vitamina K evita que el calcio se acumule en las venas, arterias y válvulas sanguíneas, y previene enfermedades como la aterosclerosis.
Por tanto, la ingesta de vitamina K disminuye la calcificación de los tejidos blandos y esto hace disminuir el riesgo de muerte por alguna enfermedad del corazón.
Previene algunos tipos de cáncer
Según estudios científicos, la vitamina K puede reducir el cáncer de próstata hasta un 60 % y disminuir la reaparición del cáncer hepático.
Ahora que sabes los beneficios de la vitamina K, no te olvides de incluirla en tu dieta diaria con la alimentación adecuada para que tu organismo funcione correctamente y mejorar así tu calidad de vida.