Qué hacer cuando los árboles no te dejan ver el bosque

efectividad personal

Nos perdemos en la aparente urgencia de las cosas

Es una expresión que a primera impresión puede parecer algo confusa; sin embargo si la aplicamos al tema que nos ocupa hoy y que tiene que ver con la efectividad personal, puede que poco a poco le vayas encontrando sentido.

No voy a jugar a las adivinanzas, seré directa porque vale la pena profundizar en el tema sin mucho preámbulo por el bien de todos; porque mientras escribo lo que te digo, me lo digo.

Así es que,  la frase con la que he titulado la entrada de hoy quiere decir que con frecuencia (por no decir siempre) nos enfocamos en lo primero que requiere nuestra urgente atención sin detenernos a evaluar si realmente la merece o no, o sin preguntarnos aunque más no sea por curiosidad qué hay detrás de esa exigencia.

Vivimos en un mundo híper- acelerado, en dónde no hay demasiadas excepciones en cuanto al tiempo que cada quién dispone para su bienestar personal. No es ninguna novedad que la mayor parte de las horas que tiene cada día las pasamos trabajando, un gran porcentaje de las personas lo hacen desarrollando tareas que no le satisfacen y que poco tienen que ver con lo que realmente les gustaría hacer.

Todo éste frenético ritmo de vida en el que nos vemos envueltos día tras día, hace que nos desconectamos de nuestros deseos, ilusiones y sueños,  hasta tal punto de que la posibilidad de creer que en algún momento seremos capaces de alcanzarlos cada día es más difusa hasta desaparecer.

liderazgo personal

Lo que sucede al llegar a casa

Lo que pueda entenderse por liderazgo personal queda en punto cero al llegar cada día a casa luego del trabajo que no nos gusta, está mal pago, nos deja escaso tiempo para compartir con quienes queremos… (Entre otras cosas) lo hacemos literalmente con la lengua afuera, cansados y agotados.

Quizá no físicamente, tal vez hayamos estado entre 8 y 10 horas al frente de una tienda a la que entraron cerca de 5 personas en todo el día, pero no es el trabajo en sí; sino la baja energía que nos queda luego de escuchar una y otra vez la voz interior que nos dice ¡Imagina todo lo que podrías estar haciendo en este tiempo!

El cansancio pasa a ser confundido con una sensación que raya la depresión y se trata del desgano y la falta de motivación; ¿llegar a casa? Sí, muy bien para darme una ducha caliente y estar con la familia, pero ¿Cuánto tiempo? Y ¿mi cabeza? ¿Está ahí realmente o está en lo que he dejado pendiente en el trabajo o en aquel problema que no he podido resolver en la empresa?

Todo demanda nuestra atención y requiere de soluciones inmediatas, pero ¿cuál es el precio a pagar por todo ello?

4 Importantes preguntas que debes hacerte al respecto

Voy a ser cruda y hasta quizá dura, pero puede ayudar al cambio.

1-     ¿Te has preguntado cuánto tiempo más puedes aguantar éste ritmo de vida sin que tu salud se resienta?

2-     ¿Te ves a ti mismo feliz de aquí a unos 10 años más tal y cómo estás ahora?

3-     ¿Estás dispuesto a seguir renunciando a todo lo que alguna vez has deseado hacer anteponiendo las necesidades de los demás a las tuyas?

4-     ¿Es ésta la vida que quieres recordar cuando seas un anciano?

Posibles acciones para aplicar

• Ante una supuesta situación o requerimiento urgente,  detente dos minutos a pensar si realmente lo es; si vale la pena involucrarte, si es necesario dejar de hacer lo que te encuentras haciendo para dedicar tu atención plena a esa “urgencia”.
• Prioriza en cada día de tu vida todo lo que hagas en función de la importancia que tú le otorgues
• Eres el único que puede hacer algo para que esto cambie; solo necesitas el deseo y la voluntad para hacerlo.

Y tú ¿Cuántas veces eres capaz de ver el bosque?